Igual que las cosas cambian para bien, también lo hacen para mal; los hechos se suceden sin preguntar y sin un por qué aparente pero pasan sin que podamos remediarlo. No sabemos si el libro de la vida cierra un capítulo o si es un punto y a parte.
Mi capítulo feliz ha hecho un stop: no hay sonrisas, no hay deseos, no hay chispa ni finalidad; simplemente paró, sin más. Un cielo soleado se cubrió se nubes y todo se volvió oscuro, sin luz...el manto de la noche lo cubrió todo sin dejar rastro del brillo anterior, se esfumó, se borró, se desvaneció...no hay velas que sirvan, ni ángeles blancos, sólo negrura y espera...terminará? volverá la luz? me devolverás el sol? Es imposible seguir un camino porque no se ve, no hay brújula porque tampoco hay norte...vacío, respiro un vacío que acompaña a mi alma...del todo a la nada.
Tener todo y que te lo arrebaten es segundos, en unas breves palabras que inudan tu pecho y se clavan en él profundamente, una flecha punzante sin orificio de salida...dolor...como un ángel caído: sin cielo dónde vivir ni tierra en la que permanecer. No estás entre dos mundos porque no hay mundos posibles en los que el dolor invisible pueda vivir, sobrevives día a día con la esperanza de que el sol vuelva; subsistes esperando ver una nueva salida de sol que no sabes si llegará...