sábado, 4 de julio de 2009

El sueño de una tarde de verano


Julio, cerca de las cuatro de la tarde, calor, mucho calor, los termómetros al sol deben estar cerca de los 36 grados. Silencio sepulcral, no hay ruido alguno que corrompa el ambiente de este caluroso mediodía de verano, a lo lejos se oyen varias chicharras y eso me hace pensar que el ambiente cálido sea mayor de lo que siento. Parece que durante esta estación, las primeras horas de la tarde estén vacías de todo: no hay personas, no hay murmullos sólo silencio y sol, un sol fuerte e intenso.

En casa respiro calma, tranquilidad tanta que oigo mis pensamientos en voz alta y eso hace que aprenda a escucharme de vez en cuando. No hago la siesta, no me gusta y no tengo sueño pero respeto el sueño de los que la necesitan, no necesito dormir para descansar, estoy descansando aunque esté despierta, sueño con los ojos abiertos y me relajo apoyada en la barandilla del balcón, con los ojos cerrados, sintiendo como el sol quema mi cara. Quizá sea estúpido pero así es una siesta en mis veranos, una siesta lúcida que me hace sentir que soy feliz, que estoy viva...la calma...el silencio, el sonido de la respiración y a lo lejos...siguen acompañandome las chicharras.

Chicharras, grillos...animales de verano, oir su sonido a mediodía o el de los estorninos al atardecer son un nexo en todos mis veranos, desde que tengo uso de razón, recuerdo ambos sonidos claramente y eso me hace pensar que el tiempo puede pasar rápido pero hay cosas que no cambian.

El sueño de una tarde de verano es cálido, calmo, con brisa suave y húmeda, en silencio, en cualquier lugar en el que estés a gusto, despierto o dormido, da igual...es tu sueño de verano, lo tienes?

La alarma suena en la habitación de al lado, sábanas que se mueven...el suelo siente el peso del caminar masculino, debo despertar de mi lucidez...hasta mañana!


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