Intentando ver el mundo a través de una mirada azul, intento devorarla cada vez que muestras tus ojos en la géldias mañana de invierno o los escondes cuando la luz estival te ciega. Me cuelgo de tu mirada...
Sigo tu rastro, tu olor, tu esencia...la huelo aunque estés lejos. Impregnas mi alrededor y a mí misma si te tengo cerca. Ni los demonios más oscuros me tientan a abandonar la tierra, ni los ángeles más dulces consiguen hacer que las estrellas del cielo brillen con más fuerza si tu no estás en él.
En un pasado, el destino jugó sus cartas siendo el contrincante más duro a ganar. Nos mostró luz, sonrisas, mar y noches a media luz para luego borrarlo todo, plantar un desierto de separación pero no olvido. Pasaron días de lluvia, nieve, veranos, amores pasajeros, lloros y alegrías pero mi alma seguía siendo azul...un azul tan brillante que era imposible apagar. Silencios que parecían eternos, dudas y preguntas sin contestar...seguir viviendo dividida entre el recuerdo y el presente, entre la aparente luz y el azul; y de nuevo, llegaste...la partida del destino no había acabado...
El fuego nunca se apaga y vuelve a prender con facilidad: de nuevo una mirada de la que colgarse, una esencia de la que alimentarse...un rastro que nunca perdido apareció de nuevo... sólo la luna nos veía a los dos, sólo yo callo mi boca y permito que mi corazón hable con mi mente y la deje vivir de esperanza, y de una llama que no acabó pero que no sabe si la lar de su fuego la volvería a coger.
Años, meses, dias...pero hay cosas que llegan para quedarse, para permanecer ante tormentas, para no olvidarlas, para recuperarlas, para quererlas...y me pregunto, qué partida de cartas es ésta destino? la deseada mano ganadora? la del triunfo para no volver a perder? la del riesgo coronado por una anhelada gloria en la que colgarse de una mirada, vivir en azul y alimentarse de una esencia se convertirán en mi deseada realidad eterna?
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