Personalmente, me gusta hablar conmigo misma (lo sé, estoy un poco para allí) pero hay veces que como uno no hable consigo mismo, no sé con quién lo haría ya que muchas veces es difícil de que se nos entienda... en los ratos de silencio es cuando más palabras aparecen en plan maratón por nuestra mente: que si esto, que si aquello, que si lo de aquí, que si lo de allá... y en qué quedan dichas palabras? pues en eso, en palabras que divagan dentro de nosotros de aquí para allá pero que raras veces llegamos a articular pero, porqué? puede que el miedo, la vergüenza, el respeto o cualquier otro motivo nos frenen a ello aunque en caso de decirlas, qué pasaría? es incierto, no lo sé, las respuestas pueden ser miles pero todas ellas inciertas.
Es bien necesario descargarse de todo lo que llevamos dentro ya que sino sufriremos cierto malestar: ganas de llorar, ira, resquemor moral, nervios, ufff!! y un sin fin de sensaciones poco agradables que las personas más sensibles no soportan del todo bien por eso aprovecho la ocasión y digo que estoy harta de:
- Tener que escribir lo que siento por no dejarme articularlo.
- No ser lo que algunos esperan que sea.
- Tener que estar siempre perfecta para no ser demasiado imperfecta.
- Vigilar que no te hagan daño y te mientan.
- Ser más masculina y ruda que femenina y dulce.
- Desear en el momento menos propicio o en el momento que no te desean.
- Tener demasiada intuición.
- Ver más allá de los ojos.
- Cumplir papeles que no me corresponden.
Y un sin fin de cosas más que en este momento no voy a mencionar porque sino la lista sería demasiado larga; mis palabras mudas han cobrado forma, en este momento no sé que pasará, sólo se que he tenido el valor de que ellas salgan del silencio.